Desnudarse delante de alguien no tiene por qué ser algo erótico de por sí. Lo hacemos cuando vamos al médico, o cuando vamos a ducharnos en el gimnasio, por ejemplo. En el vestuario después de un partido de fútbol, o en los camerinos antes de una obra de teatro. El desnudo, tanto masculino como femenino, es lo más natural del mundo, nuestra forma más real. Pero es indudable que hoy en día, la desnudez posee este estigma erótico casi insalvable. Porque son siglos, seguramente milenios, en los que el ser humano se ha avergonzado de mostrar su cuerpo desnudo. Incluso en una época como esta, más abierta en lo sexual y en lo natural, todavía se sigue dando muchísimo ese efecto. El naturismo sigue creciendo en muchas zonas del mundo, pero la filosofía de vivir desnudos todo el tiempo no ha encontrado todavía un filón entre el gran público.
Porque entendemos que, como el porno, la desnudez erótica es algo que debemos guardar para momentos íntimos. No enseñamos nuestro cuerpo a cualquiera, y eso también hace más especial el desnudarnos frente a alguien, tanto literal como metafóricamente. Desprendernos de la ropa puede ser un simple gesto, pero también una declaración de intenciones, y está claro que el contexto juega mucho en esto. Cuando estamos en la playa, por ejemplo, y nos quedamos en bañador. Cuando una chica se despoja de la parte superior de su bikini, en una playa normal, sabiendo que va a recibir muchas miradas. Cuando lo hacemos en una fiesta cualquiera, o en una celebración, en un concierto… Lo más curioso de todo es que la desnudez, a pesar de ser tabú, también es muy celebrada y utilizada como gancho en nuestra sociedad. Los desnudos explícitos de actrices en el cine están a la orden del día, y no necesariamente por exigencias del guión. El sexo vende, la desnudez también, y no hace falta llegar al porno para conseguir ganarse la vida gracias a nuestro cuerpo. Eso sí, algunas chicas que empiezan simplemente mostrándose sensuales en sus bailes eróticos sí que acaban empleándose como actrices pornográficas. Es una transición natural para muchos, de hecho.
Si bien en Europa este tipo de bailes no son tan habituales, al menos en los clubes, Estados Unidos es el paraíso de los clubes de striptease. De hecho, en la mayoría de estados del país la prostitución está prohibida, y lo más cercano que podemos encontrar es precisamente un bar erótico de este tipo. Las chicas salen a bailar y se desnudan, en parte o por completo, mientras reciben propinas de los hombres. Deben ser sensuales, saber moverse sobre la barra y tener también cierta manga ancha con aquellos babosos de la primera fila, especialmente si son los que mejores propinas dejan. De hecho, hay chicas que se convierte en strippers muy jóvenes, para ganarse la vida con esto, y lo logran. Pero llego un momento en el que deciden dar un paso más allá, porque ya expuestas, el sexo manda.
Tanto chicas como chicos empiezan a bailar en bares de striptease, en fiestas y despedidas, y suelen servir de cantera, en muchas ocasiones, para las productoras porno. De hecho, es habitual que los productores visiten estos locales, por pura diversión o para seguir de cerca la evolución de alguna chica interesante, o de un boy que destaque. De las muchas propuestas que estos strippers reciben cada día, algunas pueden llegar a ser más interesantes que otras. Entrar en la industria del porno puede suponer un paso muy importante, pero es cierto que hay incluso strippers que ya realizan shows eróticos en directo. Solo tienen que cambiar el escenario por un plató con una cámara y algunas luces, y todo será lo mismo.
La transición no siempre es tan sencilla, pero no son pocos los casos de chicos y sobre todo chicas que han empezado en la barra, y han terminado como estrellas porno. Desde Gianna Michaels a la propia Sasha Grey, el mundo del striptease siempre ha sido una cantera espectacular para el porno. Primero, porque son chicas sensuales que ya tienen cierta experiencia en mostrarse en público. Han perdido esa vergüenza, ese tabú, aunque deban de enfrentarlo otra vez a la hora de ponerse frente a la cámara. Tanto es así que muchas strippers lo intentan, pero la cosa no sale bien. No es lo mismo desnudarte por tu cuenta que tener sexo con un desconocido ante la cámara. Eso sí, cuando logran acomodarse a la industria, suelen convertirse en grandes estrellas.
Y luego tenemos la otra parte, la de aquellos vídeos en los que los protagonistas son, precisamente, strippers. Aquí se da un caso peculiar, y es que la mayoría de estas escenas están protagonizadas por strippers masculinos, en lugar de por chicas. Esto no es tan usual en el porno, que está enfocado mayoritariamente al público masculino. Sin embargo, estas escenas también pueden provocar tanto el deseo de unos como de otros, ya que ver a mujeres “normales” volviéndose locas por el rabo de un stripper es algo que nos pone bastante. De hecho, hay productoras que se dedican específicamente a este nicho del porno, como Dancing Bear, con una gran popularidad en Internet.
Los chicos que aparecen en estas escenas suelen ser actores porno con cierta experiencia, que salen a bailar de cualquier manera, porque precisamente sus movimientos no son lo importante en la escena. Sin embargo, es cierto que en ocasiones estos vídeos también han sido grabados en strip clubs reales, con strippers de verdad haciendo su trabajo en la barra… y también más allá. Existen igualmente otros vídeos en los que, ya sea en clubes privados o en fiestas porno, el stripper de turno sube a una chica del público para bailarle cerca, y la cosa termina siendo tremendamente excitante. Escenas así hay tanto con chicos como con chicas, y a veces están protagonizadas también por actrices porno que demuestran sus dotes con el baile. Ya sea porque tienen experiencia con ello, o sencillamente porque han aprendido hace poco, lo cierto es que las escenas son muy buenas.
Pasar de bailar frente a algunos desconocidos a hacer porno ante millones de personas en Internet puede ser un cambio brutal para cualquiera. También en lo económico, por supuesto, ya que el negocio del porno puede abrir grandes vías de ingresos para los que den el paso. Muchas chicas jóvenes llegan a ciudades grandes como Nueva York, Las Vegas o Los Ángeles en busca de oportunidades para entrar en la industria del entretenimiento, y algunas notienen reparos en trabajar como modelos eróticas o incluso strippers mientras encuentran algo mejor. Para otras, esto es solo la puerta de entrada a la industria del porno, que les ofrece cobijo siempre que consigan compartir toda esa pasión que llevan dentro en las escenas. Incluso cuando se han convertido en estrellas y aparecen en películas comerciales, estas actrices porno hacen muchas veces el papel de strippers. Por algo será…
Copyright 2024 | Theme By WPHobby. Proudly powered by WordPress