Hay personas que parecen haber nacido con un aura especial, como destinadas a convertirse en estrellas. Tienen un talento diferente y por supuesto que saben sacarle partido, y se esfuerzan en dominarlo para convertirse en una referencia. Pero hay algo más allá de ese talento, de esa habilidad, que les hace conectar con la gente. Puede ser su belleza, su carisma, su forma de expresarse, su naturalidad… Es algo que no se entrena, que se tiene o no se tiene, y que puede ser decisivo para que algunos lleguen y otros se queden con las ganas. Se ve mucho en el mundo de la actuación o de la música, donde hay artistas que, a pesar de no ser tan buenos técnicamente, logran un éxito descomunal porque llegan a la gente. En tanto que el mundo de la cultura ya se ha convertido en un negocio, lo importante es conseguir que la gente se interese por lo que haces y pague por verte.
Recibir toda esa atención también puede ser un arma de doble filo, y es que no todo el mundo está preparado para mantenerse siempre en el ojo del huracán. La fama puede ser maravillosa para poder dedicarte a lo que te gusta, especialmente en el aspecto artístico, pero también puede conllevar un peso demasiado grande. Una carga que cueste mucho sobrellevar y que coarte tu propia libertad, por tener que lidiar con ella en todo momento. Si has nacido para brillar, como Dita Von Teese, encontrarás la manera de salir siempre bien parada de todos esos momentos oscuros. La cantante, bailarina, actriz y modelo erótica ha tenido una vida fascinante y sigue siendo, a sus más de cincuenta años, un referente en el mundo de la cultura morbosa. Ha aparecido en películas, ha sido el centro de atención de la prensa mediática, ha bailado por medio mundo y ha llevado el burlesque a un nuevo nivel de popularidad. Y todavía se mantiene como un icono para muchas mujeres que han visto en ella una forma realmente diferente y diversa de mostrar su sexualidad, sin miedos ni tapujos. Esta es la historia de Dita Von Teese, la auténtica reina del baile erótico.
Nacida en 1972 en la ciudad de Rochester, Michigan, Heather Renée Sweet tuvo muy claro desde bien joven que su vida iba a estar ligada a los escenarios. Sentía una gran fascinación por el cine clásico de los años 40, y no tardó en comenzar a bailar ballet de manera recurrente en su juventud. Lo más curioso es que con solo dieciséis años comenzó a trabajar en una tienda de lencería, ya que se quedó prendada de aquel estilo de ropa. Era una apasionada del estilo retro y vintage, especialmente de los corsés. Tomó clases de confección y comenzó a idear sus propias prendas provocativas. Solía conseguir a escondidas las revistas de Playboy de su padre para tomar referencias e ideas, sin sospechar tal vez que poco después ella misma estaría en una de esas portadas.
Con solo 19 años, Heather comenzó a bailar en algunos clubes de striptease de Los Ángeles, a donde su familia se había mudado unos años antes. Allí fue donde escogió el nombre de Dita para sus shows, basándose en la actriz clásica Dita Parlo. Tomaba también influencias del estilo pin-up de modelos como Bettie Page, y desarrolló un número muy particular en el que se quitaba la ropa que ella misma había confeccionado. Pronto comenzó a destacar hasta llamar la atención de la propia revista Playboy, que la sacó en portada. A partir de aquí, la notoriedad de Dita se hizo más patente, desarrollando sus propios shows en locales más importantes. También comenzó su carrera como modelo erótica, apareciendo en diversas publicaciones de revistas como Playboy o Bizarre.
Durante los años 90, Dita se convirtió en toda una celebridad de la incipiente Internet, gracias a sus sesiones y a sus vídeos eróticos. Aparecía también en videoclips de bandas muy reconocidas en aquella época, como Die Artwood, y por supuesto, obtuvo mucha más repercusión al empezar a salir con Marilyn Manson. El músico norteamericano era por aquel entonces una de las grandes estrellas de la incipiente nueva ola del metal moderno, y Dita apareció en algunos vídeos con él. Su relación duro siete años, y posteriormente se separaron de forma amistosa. De hecho, Dita ha sido una de las pocas ex que han defendido al cantante tras las acusaciones de maltrato de sus otras parejas. Ya convertida en toda una figura mediática, Dita ha rentabilizado esa fama a través de diversos shows propios, e incluso lanzando su propia firma de lencería.
Como muchas otras celebridades antes de llegar a la fama, Dita también coqueteó con el mundo del porno. En su caso, esa relación era mucho más evidente, ya que se consideraba a sí misma modelo y bailarina erótica. A principios de los años 90, la joven protagonizó algunas escenas en películas de corte explícito, la mayoría dirigidas por Andrew Blake. En una de esas escenas llegó a aparecer masturbándose, aunque habitualmente solo se desnudaba o realizaba acciones de corte sadomasoquista. Trasladó su estilo de pin up erótica también a ese tipo de escenas, e incluso llegó a aparecer en películas softcore posteriormente. Sabía explotar su sexualidad como nadie, y al tener un estilo tan diferente, no había muchas chicas que pudieran hacerle la competencia. Al ganar mayor fama, Dita se apartó un poco del mundo explícito para centrarse sobre todo en los striptease y en el burlesque, su auténtica pasión.
El bulesque es un tipo de show que, en su origen, hacía referencia a una parodia teatral, una pantomima exagerada sobre cualquier tema de actualidad. En el siglo XIX se expande tanto por Europa como por Estados Unidos, y comienza a centrarse en un espectáculo de baile en el que las chicas suelen ir habitualmente desnudas. El burlesque evoluciona teniendo su cenit en los años 30 y 40, y relacionándose mucho con la estética pin-up, de la que Dita era una enamorada. De hecho, se la considera la gran revitalizadora del género, al conseguir décadas después llevarlo de nuevo al ojo público. Dita ha bailado burlesque desde 1993, consiguiendo una gran fama con este tipo de baile.
Ella siempre ha tenido muy claro que su vocación artística iba a derivar en el baile, y aunque empezó como stripper, siempre añadió algo mucho más elegante a sus shows. Su espectáculo con la copa de Martini es ya legendario, y son muchas las bailarinas de neo-burlesque que han comenzado en este estilo gracias a ella. Dita ha vuelto a popularizar este género, actualizándolo y aportando su propio punto especial para diferenciarse del resto de bailarinas. La temática erótica y BDSM se hace mucho más patentes en sus shows, llevando estos espectáculos a un nuevo punto de morbo y sexualidad. Ella, orgullosa de su cuerpo, sigue bailando a sus más de 50 años, derrochando carisma y belleza.
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